“Los marroquíes nos han masacrado como han querido bajo la mirada de los españoles”

El siguiente testimonio narra en primera persona la violencia policial y vulneración de derechos fundamentales sufrida por un grupo de personas en la frontera de Fnideq (Castillejos) – Ceuta, durante Agosto de 2017.
Este relato pretende denunciar y repudiar una situación que es común: la brutalidad, la humillación y la violencia son constantes para aquellos que intentan cruzar la frontera sur, tanto en el lado marroquí, como en el lado español.
Silenciar estos testimonios significa ignorar toda la violencia del sistema de control migratorio y racismo institucional. Significa asumir la muerte en las fronteras. No podemos normalizar esta brutalidad. No podemos seguir sin denunciar lo intolerable.

“Los marroquíes nos han masacrado como han querido bajo la mirada de los españoles”
19 agosto 2017
Soy Jerome, vengo de Camerún. Dejé mi país para ir a buscar una vida mejor en Europa. Cruzando varias fronteras hemos llegado hasta Marruecos, y durante nuestros viajes llegamos a Tetuán, más concretamente a Fnideq, la frontera que separa Marruecos y España. Hemos llegado 150 personas, entre ellas mujeres y niños.
[…]
Después de todos los esfuerzos, hemos atravesado la primera y la segunda valla y hemos llegado a territorio español, donde miembros de la Guardia Civil nos han interceptado y nos han sentado. Nos han pedido que nos calmemos, que todo iba a ocurrir con normalidad, sin problema, y que íbamos a poder demandar el asilo.
Durante ese tiempo recibían varias llamadas telefónicas. No puedo explicar con claridad lo que decían al teléfono porque no entiendo el español. Yo me decía que igual habían llamado a las autoridades. Nadie estaba herido. Después de esas llamadas nos han reenviado del lado marroquí. Las fuerzas auxiliares marroquíes nos han recogido. Nosotros no íbamos armados ni habíamos cometido ningún acto violento, estábamos tranquilos. Súbitamente han empezado a pegarnos a golpe de porra y de barrotes de hierro, como si fuera una cuestión criminal, nos han despojado de todo lo que teníamos: dinero, teléfono. Hubo intentos de violación. En ese momento viví una escena que me ha traumatizado más que los golpes que recibí, me han causado una fractura de la mandíbula inferior. Aún así han continuado a despojarme de todo y han empezado a tocar a las mujeres, únicamente las partes íntimas de su cuerpo, lo cual no es normal; no llevábamos armas, simplemente buscábamos cruzar. Nos han tratado como animales, como traficantes, como mercenarios infringiéndonos una paliza que no era católica, como solemos decir en nuestras expresiones.
Había muchos heridos, yo no era el único. He visto a amigos que tenían fracturas en las dos piernas, otros con brazos fracturados, otros con la cabeza abierta. Después de todo eso no han pensado en enviarnos al hospital; lo único que han hecho es meternos en un autobús para desplazarnos forzosamente al sur del país, dándonos un trozo de pan y una lata de sardinas. Hemos pasado dos días de viaje en esas condiciones. Francamente no es humano, ver a todas esas mujeres y niños sin atención.
[…]
A pesar de mi estado crítico, con mi mandíbula fracturada, he podido regresar a Tánger donde tras mucha búsqueda he podido conseguir apoyo por parte de lxs amigxs aquí presentes.
Yo no sé si está escrito en la declaración de los derechos humanos que si consigues atravesar una frontera te deben devolver al sitio del que procedes e incluso si te devuelven… ¿vale la pena infligir ese tipo de masacre con barrotes de hierro? los marroquíes nos han masacrado como han querido bajo la mirada de los españoles.
Sinceramente, si este mensaje puede mejorar la vida de las personas en los bosques será algo bueno, porque yo estoy perdiendo mi mandíbula, estoy a la espera de que el cirujano me diga si va a arrancarme todos los dientes o va a arreglármelos.
Al final entiendo que esos militares tienen como objetivo matarnos en las fronteras. En sus cabezas quieren matarnos. Yo me digo que si tuvieran armas de guerra, habría varios entre nosotros que estaríamos muertos y olvidados. Incluido yo, nos habrían matado.
[…]
¿Esto es una vida? ¿Es la mejor manera de tratar a un ser humano? ¿Eso es lo que les piden hacer?
No es humano. Las dos escenas que me han marcado de verdad han sido en las que he visto cómo arrastraban un hermano que había perdido el conocimiento, estaba completamente inconsciente, como un trapo de verdad, como un trozo de madera. Muerto en el suelo, ni siquiera se han tomado el tiempo de depositarlo tranquilamente, lo han lanzado como un saco relleno de piedras. Eso duele mucho.
[…]
Como ya he dicho y lo repito: no estamos armados ¿por qué somos tratados así? Tenemos derechos pero nuestros derechos no se respetan. Pegar a un ser humano a muerte sin asistirle después, nos tortura aun más y más, eso es todo lo que quieren.
Yo al final entiendo que solo quieren arrancarnos la vida.